sábado, 8 de marzo de 2008

I move the stars for no one

¿Qué poder tienen las imágenes que se ven a una determinada edad, que nunca terminan de borrarse de la memoria, que aun cuando pasa el tiempo y nos vamos haciendo más mayores y más curtidos, más duros a las sensaciones, las volvemos a ver y volvemos a sentirnos exactamente igual que entonces? ¿O será acaso que existen algunos trocitos de arte, algunas películas que tienen algo de magia realmente en su interior?

Yo no sé qué es lo que tiene, pero esta película me tiene particularme hechizada, aunque sé que no soy la única... Es un auténtico trabajo de magos... o de duendes.


Labyrinth (1986)